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Entre este Chile que respira a los Andes cada mañana y por todo esos países que en medio de esta gran cordillera descansan en otra tan lejana que me hace pensar en que quizás existe otra casa, y que logra persuadirme que los Alpes de transilvania, por ejemplo, podrían ser las paredes de la casa que probablemente debí o debo conocer en algún momento.
Esa mezcla entre România, Hungría, Yugoslavia, Bulgaria, Chile, Perú, Bolivia y Argentina, entre otros, con bailes andinos y guerras balcánicas, es el mestizaje que tengo permanente en mis oídos como si fueran escenario de constantes invasiones que se agradecen desde la música.
Con rupturas o sin rupturas siento que ha sobrevivido la magia de muchas razas conservándose una más que otras pero dentro de lo irreal que pueda parecer todo esto, cada mujer que cantaba o bailaba junto a su familia parte de la historia, se repite hoy en la mía porque confieso que en esta mujer que soy existe innumeras de ellas que recorrieron país tras país para ser un segmento de mi.
2 comentarios:
Bueno, hubo partes que no me gustaron tanto, así como otras, que encontré muy buenas. Me quedo con la mitad en adelante, ahí agarra mucho ritmo. El hecho del maquillaje que impedía ver lo lozana de tu boca y tu piel, eso está muy bueno y lo rescato. Buno niña, luego quiero leer los demás, buena suerte en las tierras a donde vaya; y que disfrute mucho..
Daniela, tenis una narrativa terrible buena... quizá le falta algo sí, no sé que en realidad, pero onda para mantener la atención.
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