miércoles, 27 de agosto de 2008

Fotografía Laboral

Se suspende la hora de colación y quedan en el aire trozos
de lenguas con mermeladas sonriendo en la mañana helada
que otra vez golpea las espalda de hombres con cascos grises
y besa los pies de niños viejos de cascos blancos

ahí ninguno dibuja el resentimiento, ahí ninguno recuerda la cama dura de sus hijos.
No registra el pensamiento porque no hay pensamiento, solo maquina que respiran
En esas tarjetas no caben horas de circo ni de vergüenza ni de llantos.
en ese papel pálido y aveces polvoriento solo encajan minutos de sol explotador y algún accidente que esconde la humillación comiendo la dignidad. Marcan y se van para continuar.

El mismo cielo queda otra vez con ojos abiertos pero con boca cerrada en medio de grietas en el rostro de infinitos ancianos que no pueden parar de construir lo que los destruye pero que al final en un enredo de palabras los mantiene vivos.
Porque la familia se alimenta de rocas de palas y herramientas, ellos no cuelgan sus bototos ni sus dedos con uñas negras.
En un regreso de mentira llegan a sus casas livianas para no recordar que en el día el humano queda atrás con abuso y silencio.
Viento y se detiene, es mañana fría nuevamente, es el calendario del obrero en una fotografía de mil horas.

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